Tomemos un respiro en medio de tantas noticias difíciles por la covid-19

En Nicaragua llevamos año y medio de pandemia, y muchas personas de las zonas urbanas en especial, ya tienen un impacto emocional producto del estrés generado por el miedo, preocupación o terror de contagiarse del virus, peor aún ante la amenaza de las nuevas cepas. Solo basta hablar con alguien de nuestro círculo cercano para darnos cuenta que hay mucha ansiedad, tristeza y estrés en general, como respuesta a la incertidumbre y preocupación ante esta emergencia sanitaria que parece sacada de una película de ciencia ficción.

Más de la mitad de la población del continente americano (60 %) sufre ansiedad o depresión, reconoció la Organización Panamericana de la Salud (OPS) en agosto pasado. “Nos enfrentamos a una crisis de salud mental que, si no se aborda, tendrá graves consecuencias… también prolongará el impacto de la pandemia”, advirtió su directora, Carissa Etienne.

Si no tenemos salud mental, nuestra salud integral se ve afectada. En algunos casos, la situación emocional también desencadena problemas físicos como dolores de cabeza, trastornos digestivos y del sueño, aceleración del ritmo cardiaco, cansancio, defensas bajas, presión sanguínea alta o baja, comedera o falta de apetito, caída del pelo, problemas de piel y disfunciones sexuales, entre otros aspectos.

¿Qué podemos hacer?

A continuación algunas recomendaciones de especialistas:

Reconozcamos cómo nos sentimos y aceptémoslo. Evitemos ignorar nuestros sentimientos porque queremos proyectar una imagen fuerte. Escuchémonos.  Sentirnos con enojo o cansancio pueden ser señales de alerta para tomar medidas antes de que la situación se agrave. Hablemos con otras personas sobre cómo nos sentimos. ¡Soltemos!

Hagamos autocuido integral. Primero preguntémonos si estamos atendiendo nuestras necesidades básicas: ¿Estamos comiendo sano? ¿Respiramos algo de aire fresco?, ¿tomamos suficiente agua? ¿Hicimos ejercicio y nos asoleamos un poco? ¿Estamos durmiendo bien? Es vital consumir alimentos sanos a las horas recomendadas, mantener rutinas de ejercicios y tratar de dormir ocho horas. Además, hay que evitar el consumo de alcohol y drogas, porque pueden profundizar el bajón si ya andamos capa caída.

‘Dieta’ de noticias. Si nos sentimos con mucha ansiedad, es mejor no consumir ningún tipo de noticias, en especial, aquellas que explotan el morbo. Y si nos informamos una vez al día, escojamos una fuente confiable, como medios de comunicación serios o el sitio web de la Organización Mundial de la Salud. Evitemos caer en la trampa de noticias falsas o videos perturbadores que solo alimentan nuestros miedos.

Mantengamos contacto social de la forma que podamos, sea saludándonos de largo, por teléfono, chat o videollamada. El distanciamiento social no equivale a distanciamiento físico o emocional. Mucha gente ha bajado sus defensas por pura tristeza. También es importante desarrollar la solidaridad apoyando a quienes tienen el virus. Ayudar también nos ayuda a sentirnos mejor.

Practiquemos técnicas de relajación. Estas nos ayudan a disminuir los efectos del estrés en nuestra mente y cuerpo. Hay muchas meditaciones guiadas en Internet que nos ayudan a tranquilizarnos usando la respiración y visualizando escenas para liberar esas cargas. Aquí hay una de 15 minutos que nos ayuda a sanar emociones y esta otra de 19 minutos para soltar el estrés y la ansiedad. También podemos escuchar música relajante como esta de arpa y naturaleza.

Hagamos actividades que nos den calma y alegría. Pueden ser desde acariciar o jugar con nuestra mascota, escuchar música, leer, ver un video que nos hace reír o cocinar una comida rica.

Cumplamos con las medidas preventivas. Y por supuesto, para tener tranquilidad sigamos las indicaciones de usar mascarilla, alcohol, lavarnos las manos continuamente y mantener la distancia.

Y si perdimos a un ser querido…

En el folleto No nos dejemos jinetear por el coronavirus de Puntos de Encuentro, se desarrolla un capítulo sobre el duelo en tiempos de coronavirus que compartimos a continuación. Expone que enfrentar la muerte de una persona cercana no es fácil, peor cuando la recomendación es que se entierre de inmediato, pero hay algunas acciones o rituales de despedida que ayudan a desahogarnos y decirles adiós de forma simbólica:

  • Escribamos una carta contándole cómo nos sentimos, palabras de agradecimiento, disculpas o pendientes (incluyendo reclamos o perdón).
  • Dibujemos una imagen que nos ayude a decirle adiós, esto puede ayudar en especial a niñas y niños.
  • Hagamos un rincón del recuerdo en donde pongamos fotos y objetos de la persona con flores o candelas. Acerquémonos cuando lo sintamos para estar en silencio, rezar, orar o expresarle qué nos hubiera gustado que pasara en sus últimos días.
  • Hablemos en familia, aunque sea por teléfono, para recordar sus triunfos, chistes, consejos, encabes…
  • Pensemos qué nos gustaría hacer cuando la situación lo permita.   
  • Si queremos estar a solas, démonos permiso, pero no nos aislemos tanto tiempo. Cada persona tiene maneras distintas de vivir el duelo.
  • Aunque no sea fácil, retomemos proyectos o metas personales para seguir adelante, ¡nos lo merecemos!

Fuentes documentales: sitio web de la Organización Panamericana de la SaludCampaña #SaludMentalVsCovid19  de la Confederación Salud Mental España • Artículo ¿Qué efectos tiene la cuarentena prolongada en la salud mental de las personas? • Folleto No nos dejemos jinetear por el coronavirus, Puntos de Encuentro Nicaragua, 2020

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