Fortalecer la comunicación y la confianza, además de establecer estrategias de cuido individual y colectivo de la niñez son palabras clave que debemos tener en mente en días como estos. Hay una alerta roja entre la población por la violación y femicidio de tres niñas solo en la última quincena, cuatro en lo que va del año. Por eso es importante poner en remojo nuestra angustia ante estos hechos y tomar conciencia de la importancia de hablar de este tema con las hijas e hijos para prevenir que sean víctimas de violencia sexual.

“Urge que hablemos con nuestras niñas y niños porque también han escuchado o visto la noticia y pueden sentir miedo. Debemos apoyarles para que puedan gestionar sus emociones y aprovechar el contexto para ponernos como meta darles herramientas para que puedan identificar señales de alerta de abuso o violencia sexual”, nos dice Marellyn Somarriba, sicóloga feminista independiente que atiende a niñas sobrevivientes de violencia.
La sicóloga nos recomienda que hay que hablarles en lenguaje sencillo acorde a la edad. “Podemos decirles que están ocurriendo hechos que ponen en peligro la vida de niñas y niños. Es necesario que sepan que hay personas que pueden causarles daño y eso pueden significar que dejen de existir. Nombrarlo, pero sin dar detalles, evitar que vean las noticias, y si no lo podemos evitar, preguntar qué entendieron y aclarar sus interpretaciones”, nos dice.
Producto de la situación es probable que muchas familias tiendan a encerrarles y eso tiene un impacto. “Puede ser que el niño o la niña aumente sus temores o sienta que le estamos castigando, y es nuestra reacción de sobreprotección, entonces puede pensar como mataron a esas niñas no me dejan salir, y eso no es positivo. Debemos estar atentas a sus reacciones”, nos comenta Marellyn. Por eso nos recomienda seguir con sus rutinas de clase, tareas y recreación, pero reforzando medidas de seguridad y supervisión adulta.

También es importante hablar con otras personas, no solo del entorno familiar, sino del vecindario y la escuela, por ejemplo, para establecer redes de cuido colectivo, ya que proteger a la niñez no solo es una responsabilidad individual, sino social. “No solo se trata de cuidar a mi hija, sino que si soy testigo de un movimiento sospechoso con cualquier niña, niño o adolescente es mi deber indagar qué está pasando y ofrecer ayuda”, nos recalca Marellyn.
Otro punto que subraya la especialista es que no atiborremos al chavalero de información sobre prevención en una sola platicada, sino que debemos hacerlo de forma dosificada. Ella nos propone hablar de un tema o una idea a la semana y hacer dinámicas o juegos de roles que les ayuden a saber cómo identificar cuando hay señales de alerta y qué hacer si se encuentran en esa situación. “Y no olvidemos siempre ponernos a su altura viéndoles a los ojos cuando platicamos, no hablar de pie desde arriba hacia abajo, cuidar nuestro lenguaje gestual, hablar suave y con ideas sencillas y claras y no interrumpirles jamás, dejemos que hablen”, nos dice.
A continuación compartimos la primera parte de algunas recomendaciones para trabajar la prevención del abuso sexual desde que son niñas y niños:
- Construyamos relaciones cercanas y positivas desarrollando la comunicación. Si tenemos la costumbre de preguntarles todos los días cómo están, cómo les fue en la escuela, qué aprendieron, porqué andan tristes, con enojo o la emoción que identifiquemos, eso genera una cercanía fundamental para desarrollar la confianza.
- Repitamos que siempre pueden contarnos lo que sea y que les vamos a creer. Por eso es importante escucharles, siempre preguntemos su versión de cualquier hecho. Saber que su voz será escuchada y tomada en serio, les empodera y ayuda a hablar cuando algo les incomoda o preocupa.
- Hablemos sobre Mi cuerpo es mío. Podemos comenzar enseñándoles a nombrar de forma científica las partes del cuerpo: senos, vagina, ano, vulva, pene, nada de palomita, cosita o pompis. Los abusadores usan este lenguaje para violentarles y nombrarlos correctamente no deja lugar a dudas si les escuchamos decir tal persona tocó mi vulva.
- Expliquemos que algunas partes del cuerpo son íntimas, privadas, y nadie debe tocarlas, a excepción del momento de bañarles o en consulta médica acompañada. Mencionemos que esto también aplica cuando otra persona les pide que sean ellos o ellas quienes toquen sus partes íntimas o quieran tomarles fotos.
- Enseñemos que no está bien guardar secretos relacionados con su cuerpo. Expliquemos que hay secretos buenos que provocan sentimientos y emociones positivas como alegría y felicidad porque no hacen daño a nadie. Por ejemplo: “Vamos a hacer una fiesta sorpresa a tu hermano”. Pero también hay secretos malos que nos hacen sentir tristeza, preocupación o incomodidad. Por ejemplo: “No le digás a nadie lo que hacemos porque tu mamá se va a enojar” o “nadie te va a creer” o “si le contás a alguien mato a tu hermana…”. Sea una amenaza o en plan juego los agresores siempre piden que el abuso se mantenga en secreto. Enfaticemos que siempre deben contarnos si alguien les pidió guardar un secreto y que nunca nos enojaremos por eso.
Fuente documental: Prevengamos el abuso sexual en nuestras comunidades, Grupo Venancia, 2021 (podés descargar este folleto libremente en versión digital).







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