
Hoy se celebra el Día Internacional de las Mujeres Rurales y en Nicaragua el Estado tiene una deuda pendiente desde hace 10 años, porque, aunque aprobó la Ley 717, Ley Creadora de un Fondo para Compra de Tierra con Equidad de Género para Mujeres Rurales, nunca asignó fondos en el Presupuesto General de la República para su cumplimiento. Esto limita el desarrollo y empoderamiento económico de mujeres productoras y afecta directamente a la soberanía y seguridad alimentaria de sus familias y del país.

Sabemos que si una mujer es dueña de su propia tierra, tiene acceso a recursos para hacerla producir y participa en espacios de capacitación sobre sus derechos, entra en un proceso de empoderamiento y tiene más posibilidades de autorrealizarse, salir de situaciones de violencia o evitarlas, y sacar adelante la familia, porque aumentan las oportunidades de que sus hijas e hijos se desarrollen en ambientes seguros.
Nuestras actividades
Desde la Red de Mujeres del Norte Ana Lucila y Grupo Venancia hemos realizado un diagnóstico sobre cómo está la situación de las mujeres del campo en las zonas donde trabajamos.

Un aspecto que rescatan como positivo, es que en tiempos de pandemia los saberes ancestrales de las mujeres rurales en el cultivo y uso de plantas medicinales, han sido claves para proteger su salud y las de sus familias y comunidades. Han cuidado la vida de las personas y luchan por prácticas más armónicas con la madre tierra.
Algunos de los problemas que las mujeres identifican son:
- Acceso y tenencia de la tierra que no está en manos de mujeres
- Falta de financiamiento a recursos para hacer producir la tierra (si no son dueñas, no pueden gestionar préstamos)
- Falta de respuesta estatal ante la inseguridad ciudadana y violencia contra mujeres y niñas en las comunidades
- Preocupación por el acceso a agua de calidad y por habitar en un entorno más sano y saludable
- Deterioro ambiental que causan acciones de “desarrollo” local y su relación con el aumento de la violencia machista
- Resurgimiento de la minería en sitios como Rancho Grande y San Ramón sin pensar en los efectos a mediano y largo plazo para la vida comunitaria

“En Rancho Grande están haciendo una carretera y un puente, pero la obra ha traído un montón de hombres acosando chavalas y mujeres; además están dañando los cercos y las tuberías, la tierra. Aquí se mueve el dinero y eso trae cantinas y bares ilegales que promueven el consumo del alcohol y la explotación sexual, que son efectos dañinos en los que solo nos fijamos las mujeres, porque lo vivimos en carne propia. Estamos de acuerdo que el desarrollo llegue, pero no a costa del daño a la tierra y a la seguridad de las mujeres”, nos cuenta una campesina de la zona.
La violencia sobre la tierra y los cuerpos de las mujeres que viene de la mano de las actividades extractivistas capitalistas, solo se llevan los recursos y dejan serias secuelas ambientales y sociales en las que debemos tomar acciones antes que sea tarde.
Por eso ambas organizaciones impulsamos varias acciones para acuerpar sus demandas, pero también para promover la reflexión sobre qué significa ser una mujer rural, en medio de una sociedad machista que históricamente también las ha discriminado de forma racista y clasista.

En estos días nos reuniremos con un grupo de mujeres de diversas comunidades del Norte de Nicaragua, para tomar más conciencia de la relación entre nuestros cuerpos y la tierra, ya que todos los elementos de la naturaleza están en nuestros cuerpos: aire, fuego, agua y tierra. Desde Grupo Venancia también realizaremos una sesión con mujeres rurales adultas para recopilar cuentos comunitarios, como una forma de reivindicar la cultura oral como medio de construcción de memoria colectiva.
Una fecha para trabajar todos los días

En este día, nos unimos al clamor de las #MujeresRurales de #Nicaragua de su necesidad de #TierraPropia para poder producir los alimentos que diariamente consumimos en nuestros hogares.
También creemos que la tierra manejada bajo sistemas patriarcales dominantes empobrece a las mujeres rurales y las expone a violencias machistas en el ámbito privado y público. Además, la violencia que viven líderes que reconocen el derecho a la tierra y a la defensa del territorio, es una muestra del patriarcado y la estructura de poder capitalista que estamos viviendo, tal como ha expresado la Coordinadora de Mujeres Rurales y la Estrategia Nacional de Involucramiento (ENI) para el Acceso Democrático a la Tierra.
En este día tan importante nos unimos a su causa porque esto significa alimentar la vida. Promover procesos de empoderamiento a este colectivo no sólo es fundamental para el bienestar de las personas, familias y comunidades rurales, sino también para la productividad económica general, dada la amplia presencia de mujeres en la mano de obra agrícola nacional y mundial.
