En Nicaragua este pasado 29 de junio se conmemoró el Día Nacional del Maestro y la Maestra, fecha que nos trae a la memoria la obra de la chontaleña Josefa Toledo, la primera mujer educadora que se proclamó feminista. La “niña Chepita”, a como era conocida, se graduó con honores como maestra y defendió con todas sus fuerzas el derecho de las mujeres a la educación, incluyendo la universitaria, además de que fue pieza clave para que se nos reconociera el derecho a votar.

Las maestras y maestros tienen un rol fundamental en la educación de las nuevas generaciones para promover pensamiento consciente y propositivo. Tienen un papel clave en el desarrollo integral de las personas, más allá de las materias escolares, para la formación de principios y valores que ayuden a transformar la sociedad pensando en el bien común.
En Nicaragua la situación del magisterio sigue con grandes cuentas pendientes, ya que hay poco reconocimiento a su labor, es una profesión mal pagada, hace falta mejorar su formación y brindarles las herramientas necesarias para que ejerzan su labor.

En la crisis de salud actual el personal docente expone su vida al verse obligado a permanecer en las escuelas o hacer visitas a las casas de sus estudiantes para que regresen a las aulas. Hay más de 30 maestras y maestros que han fallecido con síntomas asociados al covid-19, según denuncia Lesbia Rodríguez, quien coordina la Unidad Sindical Magisterial.
Desde Grupo Venancia reconocemos su labor y reclamamos el respeto a sus derechos humanos. Estamos seguras que Chepita Toledo estaría a favor de proteger la vida del estudiantado, así como la del personal docente.