Hacer un plan de vida nos ayuda a aterrizar los sueños

“Cuando en un taller me hablaron del plan de vida, nunca había pensado en que tenía que organizarme para conseguir mi sueño de poner una pulpería y tener mi propio dinero. En realidad, mi sueño era volver a estudiar los fines de semana en la otra comunidad donde hay escuela. Ahí me ayudaron a ver los pasos para lograrlo y logré identificar lo que tenía y lo que me faltaba. De eso ya hace dos años, y aunque me costó, este año logré poner mi ventecita, así en chiquito pues, pero ya me da y volví a estudiar”, nos dice muy contenta María, una chavala de 18 años que vive en una comunidad de El Jobo, Matiguás.

Foto tomada de la portada del folleto #3 Mi plan de vida, Unfpa, Nicaragua, 2013.

En este Día Internacional de la Juventud queremos ofrecer algunas recomendaciones para hacer un plan de vida, esperando que, como a María, les resulte de utilidad para concretar los sueños; aunque esta herramienta sirve para personas de cualquier edad. Está claro que la vida es un proyecto que construimos poco a poco con decisiones que tomamos y acciones que impulsamos. Un plan de vida es una idea clara de lo que queremos alcanzar en un periodo determinado con los pasos detallados para conseguirlo.

Es un hecho que si comenzamos a soñar desde que estamos chavalas y chavalos, ese deseo es como la batería que nos anima. Sin importar las condiciones económicas en que vivamos, permitámonos tener aspiraciones para mejorar en la vida. Si lo creemos, lo creamos. Contar con metas claras nos reta a analizar cómo conseguirlas y a confiar en nuestras capacidades y habilidades o en trabajar para fortalecerlas. No podemos dejar que eso que llamamos “destino” defina la profesión, el trabajo, la pareja o convertirnos en padres o madres.

Para saber cuáles son nuestras aspiraciones es importante preguntarnos quiénes somos, cómo somos, qué hacemos, qué nos apasiona, cuáles son nuestras cualidades y talentos (también nuestros puntos débiles) y a qué nos queremos dedicar en el futuro. Esto nos ayuda a identificar valores, deseos, gustos y formas de pensar, además de fortalezas y debilidades y la actitud que tenemos ante los éxitos y fracasos. Pensemos en lo que queremos a nivel personal, profesional, laboral o social, y de todo eso, escojamos cuál será nuestra prioridad.

Aquí compartimos algunas ideas para armar el plan de vida:

  • Hagamos un listado de sueños (sean personales, educativos o laborales) y elijamos los más importantes para analizarlos. Para que el plan tome fuerza, imaginémonos cumpliendo esa meta, pensando en cómo nos vemos dentro de 1, 5 o más años, quiénes están con nosotros y las sensaciones que experimentamos.
  • Pongamos metas a corto, mediano y largo plazo. Pensemos en pasos concretos y los medios para conseguirlas, pero también en los obstáculos que podrían presentarse y cómo superarlos. Es importante reconocer nuestra red de apoyo y cómo pueden colaborarnos: familia, el dinero con el que podrías contar, a quiénes pedir ayuda y si las amistades o el noviazgo nos apoyan o atrasan en conseguir lo que queremos. Eso nos ayuda a tomar decisiones.
  • Rayemos el cuadro poniendo plazos para cada actividad, tarea y meta en un calendario. Recordemos ser perseverantes y no desanimarnos cuando algo no sale como lo previmos. Si eso no funcionó pues toca probar otra manera, identificando oportunidades que a lo mejor no vimos en su momento, pero sin poncharnos las llantas.

Aquí compartimos un cuadro que nos ayuda a organizar mejor las ideas. Es parte del material que utilizamos con chavalas y chavalos dentro de la campaña De esto sí se habla, que impulsa Grupo Venancia desde hace muchos años. ¡Ojalá sea de utilidad!

Fuentes documentales: folleto #3 Mi plan de vida, serie Materiales Complementarios, Unfpa, Nicaragua, 2013 • plegable Un plan para vivir, Grupo Venancia, 2013.

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