Su rostro se hizo muy conocido en Matagalpa y el país a partir de abril del 2018. La fotógrafa feminista Nelly Marily Roque Ordóñez se integró de cabeza a la insurrección cívica, pero llevaba años participando en acciones públicas para protestar contra la violencia machista en esta ciudad norteña.

Es una de las chavalas líderes del Movimiento 19 de Abril de Matagalpa, que organizó parte de las acciones de protesta en la ciudad, y por este motivo, junto con Solange Centeno, fueron las dos primeras presas políticas capturadas de forma violenta en junio del mismo año. Estuvieron encerradas durante nueve meses. Desde su salida, también es integrante de la Unión de Presas y Presos Políticos Nicaragüenses. El acoso y hostigamiento no han parado desde entonces. Nelly es uno de los rostros jóvenes de las mujeres que hacen revolución.
A continuación nos comparte algunas reflexiones sobre sus revoluciones internas:
Desde niña fui testigo del efecto de la violencia en las mujeres. Lo vi en mi propia madre que vivía muchas agresiones de mi padre alcohólico, y lo experimenté al recibir mensajes negativos que dañaron mi autoestima y trataron de invalidarme como individua. Yo de niña pensaba que la violencia no podía ser normal, pero no sabía cómo evitarla.

El feminismo me enseñó a ponerle nombre a las violencias, a decidir qué podía permitir y qué no, a no normalizar ningún tipo de agresión física o sicológica, a valorarme como mujer. También me ayudó a entender que hay todo un sistema que promueve el menosprecio de las niñas y mujeres por su género.
Siendo pequeña, mi primera imagen del feminismo fue ver a un montón de mujeres en la calle siendo libres: saltaban, gritaban, pintaban y eso me gustó. Como mi tía trabajaba en el Colectivo de Mujeres, ella se convirtió en mi referente con el tema de la lucha de las mujeres. A mis 16 años, indignada porque el esposo mató a una vecina, me uní a los plantones de protesta pública, así fui metiéndome en diversas actividades, aunque nunca me integré en un grupo.
Yo siento que he experimentado dos revoluciones que cambiaron mi vida: el feminismo y la revolución de abril. El feminismo me ha hecho deconstruirme y deconstruir mi entorno, ayudándome a ser mejor persona, a desarrollarme a mí misma como mujer, como individua, a fortalecerme.

Creo que si no hubiese conocido el feminismo antes, abril no hubiera sido nada fácil para mí. Me ayudó a enfrentar los distintos espacios después de la insurrección, ha sido súper importante encontrar tantas mujeres que te inspiran, fortalecen y respaldan.
Vivimos en una sociedad patriarcal y misógina donde constantemente se violentan los derechos de las mujeres. Creo que para hacer cambios verdaderos se tienen que respetar los derechos de todas las personas. Por eso decimos que la revolución será feminista o no será, porque es incoherente pensar que queremos cambios sociales, cuando la sociedad violenta nuestros derechos humanos.
El despertar

Foto: cortesía Nelly R.
La Insurrección de Abril me cambió muchísimo como persona, me enseñó a ser más solidaria, más justa, a dejar ese individualismo… La juventud estábamos como sedados, abril nos enseñó a despojarnos de todo eso para ayudar a las personas que nos necesitaban. Para mí ambas revoluciones están ligadas porque me han cambiado, me han hecho ver las cosas de otra manera, sentirlas, vivirlas, ser una persona más empática.
Ver cómo salíamos a las calles para exigir justicia te genera un gran impacto porque te da esperanza, ganas de soñar y de que van a haber cambios verdaderos y que todo puede ser posible si estamos unidos. A pesar de que llevamos más de dos años luchando, siento que la gente sigue fuerte, resistiendo, aun con tantas adversidades que hemos pasado, porque está la convicción de vivir en paz.
Aunque suene trillado, mi sueño es la libertad, vivir libres sin miedo de decir lo que pensás, de salir con tu bandera, de protestar, que se restablezcan nuestros derechos. Quiero que venga la justicia con garantías y que nos quede de lección no volver a cometer los mismos errores como país, como sociedad.

Creo que la insurrección nos cambió a muchísimos, a todos, y más a la juventud, porque a veces sentía que estábamos como perdidos. Y ha sido lindo ver que desde que salimos a las calles las chavalas lideraron las protestas, reuniones, espacios, aportando y siendo parte de la lucha y de ese cambio.
Hay tantas chavalas inteligentes, súper increíbles, porque esta lucha les ha dado la oportunidad de conocer sus fortalezas y sacarlas, y decir “aquí estoy, esto voy a hacer, soy capaz”. Como mujeres, como chavalas, nos ha dado la oportunidad de conocernos y desarrollarnos como personas.
Es muy importante tener mujeres feministas jóvenes en nuestra lucha y en espacios de decisión.