
Empodera a una niña y cambia el mundo, dice un lema reconocido y no tenemos dudas. “Una niña que crece con mensajes positivos que la autoafirmen y con conciencia de sus derechos tiene más probabilidades de ser quien quiera ser, alcanzar sus metas y vivir libre de violencias”, nos dice Paz Aráuz, sicóloga y educadora de Grupo Venancia, quien ha impulsado procesos de reflexión con chavalas de comunidades rurales.
Hoy que celebramos el Día Internacional de la Niña les compartimos algunas ideas para implementar una crianza positiva y feminista que ayude a las chavalitas a ser seguras de sí mismas, que aprendan a defenderse solas y a pelear por cumplir sus sueños.
“Como madres, padres o familiares, no solo se trata solo de asegurar que la niñez tenga techo, comida, salud o educación, sino fomentar un espacio sin discriminación que no limite la forma en que las niñas puedan desarrollarse y el lugar que ocupen en la vida. Es importante fomentar que se vean como personas importantes sin importar su sexo”, nos dice Paz.
A continuación algunos temas clave para impulsar procesos de empoderamiento en las niñas:
- Pongamos en remojo las ideas sobre cómo deben ser mujeres y hombres y sus roles. Si las personas adultas no cambiamos la mentalidad, seguiremos con una crianza machista. Es importante que eduquemos con el ejemplo y rompamos con moldes y roles absurdos practicando maneras de relacionarnos más igualitarias.
- Fortalezcamos su autoestima y autorreconocimiento. Desde bebés repitamos que son importantes y que pueden hacer todo lo que se propongan, para que se quieran, valoren, respeten y crezca la seguridad y confianza en sí mismas. Si desde niñas toman conciencia que tienen derechos eso las ayuda a tener argumentos para defenderse.
- Estimulemos que se expresen. Hay que preguntarles qué opinan de todo y enseñarles que lo que piensan y dicen tiene valor y pueden expresarse con la familia, en la escuela o en la calle. Así aprenden a hablar sin miedo y defender sus ideas. “Que aprenda que debe ser escuchada, que elevar su voz es una gran fortaleza y que tiene derecho de decir no quiero a algo, que aprenda a sacar su voz, que tiene la palabra y es poderosa”, apunta la sicóloga Paz.

- Dividamos las tareas por igual. Nada de que las niñas laven los platos y los niños saquen la basura. Ambos deben aprender a ser autosuficientes haciendo cualquier tarea doméstica. Hay que mostrarles en nuestra práctica cotidiana que los quehaceres no tienen sexo y son responsabilidad de toda la familia. Asignemos tareas acorde con sus edades y que aprendan a trabajar en equipo.
- Que jueguen lo que quieran. Tengamos claro que juegos, actividades o deportes no son exclusivos de ningún sexo. “No importa si lo que les gusta es considerado masculino, es bueno hacer cosas con el cuerpo y moverse por el espacio. Hay que darles la libertad de escoger lo que quieran, porque muchas se sienten obligadas a tener ciertos gustos porque el medio las presiona”, recomienda Paz.
- Ayudémoslas a explorar qué les gusta. Es bueno que prueben de todo para averiguar cuáles son sus habilidades, talentos y gustos. Hay que ofrecerles diferentes opciones explicándoles los pros y los contras y que aprendan a tomar decisiones; eso también les ayuda a desarrollar criterio propio.
- Estimulemos sus sueños. Hay que incentivarlas a que estudien o desarrollen sus capacidades, habilidades y destrezas en las áreas que les interesan o que creemos que puedan interesarles. Preguntemos qué quieren ser y hacer cuando sean grandes, eso les ayuda a visualizarse como personas con proyectos de vida. Repitamos que pueden hacer todo lo que se propongan y que cuentan con nuestro apoyo para conseguirlo. También hablemos sobre la importancia de ser independientes económicamente y que no debe depender de nadie para salir adelante.
- Dejemos de enseñarles a evitar riesgos y que “fracasar” es malo, poner buena cara siempre o sacar buenas notas a toda costa. Hay que decirles que es bueno asumir retos e intentar lo que sea, aunque no tengamos éxito. Expliquemos que es normal equivocarse o cometer errores, caerse y levantarse. No tienen que ser perfectas ni “niñas buenas” para ser aceptadas.

- Hablemos de sexualidad y prevengamos el abuso. Comencemos por que aprendan a nombrar correctamente las partes del cuerpo: vulva, ano, senos… Mi cuerpo es mío es una frase que toda niña debería interiorizar. Expliquemos que su cuerpo es privado y nadie debe obligarle a hacer cosas que le hagan sentir incomodidad, vergüenza o miedo, y si ocurre, debe contarlo porque ese es un “secreto malo”. También dejemos de obligarles a saludar o dar besos y abrazos cuando no quieren, así respetamos su cuerpo y espacio personal. Además, evitemos los cuentos de princesas y amor romántico, las niñas deben tener claro que amor y violencia no van de la mano nunca.
- Disciplinemos sin violencia. Hay que inculcarles que además de derechos, tienen deberes y hay acuerdos que cumplir, para que crezcan como personas responsables. Pongamos límites y que tengan claro que hay temas no negociables como alimentarse, asearse, tomar medicinas, estudiar… Y cuando hacen algo incorrecto hay que explicarles por qué y quitarles privilegios, no golpearles o amenazarles.
- Evitemos sobreprotegerlas. Con tantas noticias terribles de desapariciones de niñas, a veces las queremos tener encerradas, y aunque no seamos conscientes, más bien reforzamos la idea de que son frágiles, deben ser protegidas y el mundo es peligroso. Una cosa es tomar medidas de seguridad y otra encerrarlas en una burbuja. Es importante trabajar nuestros miedos y más bien ofrecerles herramientas para que ellas puedan defenderse. Podemos usar juegos de roles enseñándoles cómo reaccionar en caso de _______. ¡Repitamos que las niñas son valientes y pueden defenderse!

Fuentes: 8 tips para aprender a criar niñas seguras de sí mismas • Claves para formar niñas empoderadas para que sean mujeres exitosas
Hola, un artículo muy interesante lo leí hasta el final. A Mi hija de 8 años le hemos dado a conocer todos estos aspectos mencionados, día a día la acompañamos en una crianza libre y responsable..me siento orgullosa de ella y de nosotros como madre y padre